Aprender a Cambiar: «Cómo Aprender a Cambiar de Actitud» a pesar de las circunstancias vividas..
Mucha gente puede pensar que como filosofía de vida está bien creer que se puede aprender de cada situación vivida y experiencia de vida, aunque ésta vivencia sea negativa. Pero a la hora de la verdad, la creencia que domina es la de “es que mi problema sí es grave”, “de mi situación es imposible salir”, «si te pusieras en mi lugar lo entenderías», argumentos que justifican la reacción negativa que pueda tener la persona ante su experiencia vivida (reacciones como pasotismo, ansiedad, estrés, depresión…). Precisamente esa actitud es la evidencia que demuestra que una nueva mirada, o forma de interpretar o entender la situación es necesaria. Si la forma actual te está llevando a una reacción que no aporta nada útil a la solución, o para encontrarte mejor, una pregunta que te puede ayudar a ser consciente de cómo estás reaccionando ante la situación, podría ser: “¿de qué manera estoy colaborando yo a que la situación negativa se mantenga?»
Si eres capaz de encontrar de qué forma eres tú mismo, con tus pensamientos y acciones, quien está haciendo posible que esa situación dificultosa siga viva, tendrás buena parte de la batalla ganada. Una vez identificado qué haces para que la situación se mantenga y te siga afectando negativamente, se trata de evitar ese comportamiento, y desarrollar nuevos hábitos de actuación frente a esa situación que te ayuden a enfocarte a la solución, o al menos a un estado que te sea útil.
Siempre ocurrirán cosas ajenas a nuestro control, pero en cualquier situación, lo único que no nos puede cambiar nadie es nuestra actitud de afrontar los hechos, eso solo depende de nosotros y de la forma en que interpretamos lo acontecido en función de nuestra experiencia. Por tanto, sea cual sea la situación, ya sea que viviste un accidente, o bien que hayas perdido a alguien importante en tu vida, o hayas experimentado cualquier otra situación impactante, siempre se puede tener una actitud positiva frente a ella, y siempre es posible utilizarla como experiencia beneficiosa, aunque para ello quizá te hagan falta nuevos puntos de vista, que posiblemente no tengas disponibles en ese momento, pero eso no quiere decir que no puedas disponer de ellos, simplemente es la evidencia de que un cambio en ti ha de suceder para seguir creciendo y aprendiendo.
Con esto no queremos decir que tras una experiencia negativa o difícil de digerir, como un accidente o una pérdida, no haya que experimentar unas emociones o sentimientos de dolor hacia la situación. Precisamente esas emociones, como puede ser de tristeza, son las que nos permiten poder canalizar ese dolor tras la experiencia. Nos referimos más bien a que esa fase no se eternice o se alargue más de lo necesario por nuestra forma de enfrentarnos a ella, y provoque, por una mala gestión de esas emociones, estados como ansiedad, estrés o depresión.
Raúl Soldado Formador de Human Abilities